El proceso es muy peculiar pues tras la puesta de sol, el cambio de temperatura entre el día y la noche, se forma una especie de “natilla” o “espejo” que produce esos pequeños cristales muy finos y que se llama “Flor de Sal”. 

Una vez que se cristalizan, su recolección se hace de una manera rudimentaria con técnicas tradicionales y de manera manual con ayuda de una pala o rastrillo peinando el agua de forma delicada para recoger la cristalización que se ha formado en la superficie; se debe cuidar que el día de recolección el viento no sople fuerte y con ello evitar que el grano de sal se vaya al fondo. 

Luego de recolectarla, se coloca en una tela que tiene doble función: filtrar el agua sobrante y transportar la sal a una superficie para secar al sol durante meses para que el viento y el sol terminen de secar los cristales. 

El cristal que se forma es inferior a 3 milímetros.

Al momento de obtenerle, se torna un color rosado que apreciamos en su producción, desaparece posteriormente al ser recogida, por lo que, al llegar a nuestra mesa, muestra un color blanco puro, sin olor y un sabor menos salado que la sal común.

Propiedades saludables  

Un toque especial en tus platos, sin renunciar al sabor y de manera saludable.  

• Recomendada para personas hipertensas, diabéticas y deportistas de alto rendimiento  
• Mineraliza el cuerpo 
• Ayuda a la digestión 
• No contiene conservadores 
• Sin sabores artificiales 
• Evitando la retención de líquidos  
• Favorece la absorción de nutrientes 
• Favorece al metabolismo  
• Ayuda a la digestión 
•  Ayuda a regular el nivel de PH de nuestro organismo